Otro de los favores que esta antología hace a la poesía de Storni es mostrar cómo fluye entre dos orillas, entre el hábil uso de formas poéticas tradicionales como el soneto o el pareado y una exploración formal que en ocasiones quiebra el verso palabra a palabra, como si el poema fuera revelado con la luz limitada de una vela que solo alcanza a iluminar una palabra a la vez. A lo largo de la antología se construye una tensión entre poemas que inundan los ojos con imágenes y otros que ocupan todo su espacio en señalar un pequeño detalle, una visión solitaria que condensa el sentido que Storni le otorga. Algo muy interesante de los textos más pausados de esta antología es que muestran como se puede usar el silencio como un recurso poético.